Siglo XVII
En esta época domina la moda francesa tanto en hombres como en mujeres1. Se utilizaban los calzones cortos con medias de seda, chupa (chaqueta, chaquetilla13) y casaca (vestidura ceñida al cuerpo, generalmente de uniforme, con mangas que llegan hasta la muñeca, y con faldones hasta las corvas14) que, a mediados del siglo, se vuelve más reducida y con pliegues laterales hacia atrás y mangas estrechas1.
Con la caída de la dinastía francesa vuelve el traje simple y se llevan calzones ajustados hasta media pierna, chaleco, corbata y casaca, faldones con cuello alto y vuelo, pelucas empolvadas y rematadas por un lazo, incluso sombreros de tres o dos picos1.
Después de la revolución, se deja el cabello largo y liso, sombreros de copa alta cónica o en tubo, con alas cortas y más tarde zapatos con tacón de color al que se añaden lazos o hebillas y botas altas con vueltas1. La mujer viste con verdugados anchos y aplastados en los dos frentes, corpiño y escote con gasas o encajes1. Polonesas (prenda de vestir de la mujer, a modo de gabán corto ceñido a la cintura y guarnecido con pieles15), batas con cuello de encaje y manga larga1.
En el traje francés, corpiño puntiagudo, mangas abolladas, faldas rectas y abiertas, que son acompañadas de una larga cola. Cuello doblado, mangas tirantes hasta el codo con chorreras (guarnición de encaje que se pone en la abertura de la camisola por la parte del pecho16)1. Junto con la revolución desaparece el vuelo de la falda y se imita a las vestiduras clásicas: talle alto, chaqueta corta con manga larga, falda con pliegues, grandes escotes y guantes largos.
En cuanto al peinado, hacia atrás con rizos que luego se hacen más altos y voluminosos con tirabuzones (rizos largos y en espiral), lazadas (lazo de cuerda o cinta17) y plumas. Bonetes (especie de gorra, comúnmente de cuatro picos18) y sombreros de alas anchas1. Zapatos con tacón alto y punta estrecha, y luego de algún tiempo se pasaron a los bajos1.
En esta época domina la moda francesa tanto en hombres como en mujeres1. Se utilizaban los calzones cortos con medias de seda, chupa (chaqueta, chaquetilla13) y casaca (vestidura ceñida al cuerpo, generalmente de uniforme, con mangas que llegan hasta la muñeca, y con faldones hasta las corvas14) que, a mediados del siglo, se vuelve más reducida y con pliegues laterales hacia atrás y mangas estrechas1.
Con la caída de la dinastía francesa vuelve el traje simple y se llevan calzones ajustados hasta media pierna, chaleco, corbata y casaca, faldones con cuello alto y vuelo, pelucas empolvadas y rematadas por un lazo, incluso sombreros de tres o dos picos1.
Después de la revolución, se deja el cabello largo y liso, sombreros de copa alta cónica o en tubo, con alas cortas y más tarde zapatos con tacón de color al que se añaden lazos o hebillas y botas altas con vueltas1. La mujer viste con verdugados anchos y aplastados en los dos frentes, corpiño y escote con gasas o encajes1. Polonesas (prenda de vestir de la mujer, a modo de gabán corto ceñido a la cintura y guarnecido con pieles15), batas con cuello de encaje y manga larga1.
En el traje francés, corpiño puntiagudo, mangas abolladas, faldas rectas y abiertas, que son acompañadas de una larga cola. Cuello doblado, mangas tirantes hasta el codo con chorreras (guarnición de encaje que se pone en la abertura de la camisola por la parte del pecho16)1. Junto con la revolución desaparece el vuelo de la falda y se imita a las vestiduras clásicas: talle alto, chaqueta corta con manga larga, falda con pliegues, grandes escotes y guantes largos.
En cuanto al peinado, hacia atrás con rizos que luego se hacen más altos y voluminosos con tirabuzones (rizos largos y en espiral), lazadas (lazo de cuerda o cinta17) y plumas. Bonetes (especie de gorra, comúnmente de cuatro picos18) y sombreros de alas anchas1. Zapatos con tacón alto y punta estrecha, y luego de algún tiempo se pasaron a los bajos1.
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